martes, 30 de noviembre de 2010

Capitulo 3

Cuando me desperté vi que Marina ya había llegado, fui al baño, me lavé la cara y me dirigí a hacia la cocina.
-Buenos días-dijo ella con una enorme sonrisa- ¿Como has pasado la noche?
-A quien le importa como haya pasado la noche, lo importante es que ayer te quedaste a solas con Sebas y ahora vas a tener que contarme todos los detalles.-dije con un tono burleta
-Después de dejarte en la iglesia de Santa Marina, fuimos a la universidad de Milán me dijo que él estaba estudiando derecho en esa misma universidad, a continuación fuimos al Chinatown de Milán, fue muy divertido, cenamos unos rollitos de primavera y dimos una vuelta, yo iba cogida de su brazo, y, nos besamos- dijo sonrojada-Aaaaah! No puedo creer que me este pasando a mi, ¿tu has visto como era? Con ese pelo negro como la noche, ese par de ojazos verdes que parece que vean tu alma, su recién afeitada barba, y su perfecto torso, Dios mío, es un ángel-Dijo fingiendo desmayarse en mis brazos-Hemos quedado para mañana, vamos a ir a una discoteca ¿te apuntas?- me miró con cara de súplica, ella sabía que ante esa carilla de penita y suplica caía redondo, así que no tuve otra opción que decir que sí.


Estuvimos toda la mañana (o lo que quedaba de ella porque me había levantado a las once)con Sebas, por mi parte, Sebas había superado la prueba, me había caído bien, era un chico muy divertido, alegre y además atractivo, lo reconozco, pero Marina no parecía tan segura, decía que era imposible que alguien tan bueno como él se hubiera fijado en ella, de todas la Italianas que habían en Milán tenía que fijarse en ella. Cuando Marina se ponía de ese modo me venían unas ganas de darle una colleja y zanjar el asunto pero no se arreglaba así, tuve que estarme veinte minutos de reloj convenciéndola de que Sebas se había fijado en ella desde que estábamos en el parque paseando, le dije que le vi sentado en un banco observándole y luego ideó la táctica del choque, aunque eso había pasado de verdad a ella le costaba creérselo, a veces es tan tozuda…
A la hora de comer le enseñe la risotto alla millanese, los dos quedamos encantados, ese plato era exquisito, pensaba llevarme esa receta a casa sea como sea, durante la tarde salimos a comprar alguna cosa para retocar el conjunto que nos habíamos montado para la noche, así Marina dejaría a Sebas con la boca abierta, y yo, no se que haría yo, no tenia intención de quedarme mucho.
Cuando llegó la hora Sebas nos pasó a buscar con su coche, me senté en el detrás para obligar a Marina a sentarse a su lado, pese a ese hecho, no hubo conversación alguna durante el camino.
La discoteca parecía muy animada esa noche, por lo visto era el día de la fiesta de la espuma, así que estaría a tope. Estuvimos bailando juntos un rato hasta que me invente una excusa para dejarles solos y que siguieran con lo de anoche. La verdad es que había cambiado de opinión, quería quedarme más tiempo en la discoteca, sonó California Girls de Katy Perry en versión remix, me encantaba esa canción. Apenas me di cuenta, pero un chico se me había pegado detrás mío, al darme la vuelta, le vi, lo examiné de arriba abajo, no estaba mal, estuvimos bailando toda la noche al ritmo de la música, hasta que me dijo de salir para hablar, le dije que si, por supuesto, me empezaban a doler las plantas de los pies.
Estuvimos conversando toda la noche mientras tomábamos unas copas, en mi opinión, había tomado alguna que otra copa de más, Darío, que así se llamaba el chico, se ofreció a llevarme al hotel, no tenía mucho dinero, ni tampoco vehículo así que fuimos a pie.
Sabía que no tendría que haber bailado tanto, me saldrían ampollas en los pies, Darío me sujetaba como podía y yo trataba de no soltar ninguna sandez.
A medio camino, dejó de afectarme el alcohol, así que Darío me soltó, retomamos la conversación donde la habíamos dejado en el bar, hasta que nos aproximamos al hotel.
Me pareció escuchar una voz conocida, pero irreconocible, seguimos andando, vimos a una pareja de jóvenes besándose, entonces le reconocí, Alberto y otro chico, charlando y riéndose, el chico me vio y esbozó una picara sonrisa, abrazó a Alberto por la cintura y sus manos empezaron a subir por su espalda, llegando al cuello, el chico, que había apoyado su cabeza en el pecho de Alberto alzó la mirada hacia él y el besó, los delgados dedos del chico se entrelazaron en los pelos de Alberto. Me desvanecí, era prácticamente la misma escena que el sueño de anoche, o mejor dicho la pesadilla.
-Alberto- se me escapó casi en susurros, empalidecí. Salí corriendo en dirección al hotel pasando al lado de la pareja, no podía contener mas la lagrimas, me di tanta prisa en entrar en el hotel y llegar a mi habitación, pero el coagulo de emociones que llevaba encima me impidió poder abrir la puerta de la estancia, me deje caer hacia atrás y me deslicé por la pared, abracé mis rodillas y agaché la cabeza, lloré hasta que no me quedaron mas lagrimas por llorar, y entonces me quedé dormido en el pasillo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Capitulo 2: Viaje

Ese día me había levantado con la nariz congestionada, quizás era porque la noche anterior había llorado mucho. Baje de la cama un poco desconcertado, los Domingos Marina solía levantarse temprano y preparar crepes para desayunar, pero no escuchaba actividad alguna en la cocina, así que fui a comprobar. Después de registrar todo el apartamento, confirme que Marina no estaba en casa, o al menos no por mucho tiempo. Escuché la puerta cerrarse y unos pasos que se acercaban a toda velocidad hacia mi habitación.
-Alex, Alex!-Dijo abriendo de golpe mi puerta-Tengo una sorpresa para ti!-Dijo con una sonrisa de oreja a oreja, me gire hacia ella para hablar cara a cara y entonces reconocí esa sonrisa, esa sonrisa que siempre ponía cuando me planeaba una cita con alguien o hacia planes para toda un semana, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.
- A ver, cuenta-dije sin entusiasmo alguno.
-Como vi que ayer estabas un poco…-hizo una breve pausa para replantearse lo que había dicho-bastante depre, y sabia que esta depre no se terminaría en un par de días, he participado en un concurso, y sabes qué?-dijo ilusionada. El escalofrío regresó, esa luz de felicidad brillando en sus ojos me daba, mucho, pero que mucho miedo.
-Qué?-dije lo más rápido que pude, ahora estaba intrigado de verdad.
-He ganado un viaje para dos persona, a Milán! El viaje dura mes y medio, que te parece?, Creo que así vas a desconectar un poco de Rafael, Sujeto y todo este rollo.- Un viaje, es justo lo que necesitaba, irme lejos, como en mi sueño, ir lejos, desconectar y pasarlo bien junto a mi hermana, estaba decidido.
-Cuando nos vamos?-Dije con una sonrisa picara.

El día anterior al viaje nos pasamos todo el tiempo de compras, que si ropa, comida, guías turísticas, etc. Como era de esperar ese día no pegamos ojo, así que al llegar al aeropuerto y montar en el avión nos pusimos a dormir. Nos despertamos al llegar al aeropuerto de Italia, tuvimos algún que otro problema con las maletas y cuando por fin arreglamos el mal entendido nos fuimos al hotel. Estábamos descansados del viaje así que nos fuimos a dar una vuelta por Milán, fuimos a una Pizzería a la hora de comer, y estuvimos paseando por un parque. Un chico joven se topó con mi hermana.
-Lo siento mucho, no te había visto-dijo recogiendo la guía turística-estáis de visita? Yo puedo enseñaros Milán, vine a vivir aquí hace un par de años-Mire a mi hermana, ella se había puesto roja como un tomate y como pasaba siempre en estos casos, no se atrevería a contestar, así que yo lo hice.
-Claro, gracias! Yo soy Alex y esta es mi hermana Marina- dije acercándola un poco mas a él.
-Marina, vaya que nombre más bonito, yo soy Sebastián, pero podéis llamarme Sebas-dijo el mirando a Marina con una cálida sonrisa. Eso hizo que se ruborizase mas, y que fuera le fuera imposible hablar-Bueno vamos a empezar por la catedral de Milán.- cuando termino de decir la frase le brillaron los ojos.
Visitamos la catedral de Milán, una estructura no muy alta pero si grande, tenía un portón enorme , con el cual quede fascinado, se alternaban unas columnas externas que me recordaron a la sagrada familia, supongo que por la forma en que terminaban hacia el cielo, me encantaban las cosas antiguas. Después nos dimos un paseo por un tranvía de 1928 que nos dio un bonito paseo, yo me lo estaba pasando cada vez mejor, viendo como mi hermana y Sebastián se iban aproximando.
-Perdón por interrumpir, Sebas ¿podríamos ir a la iglesia de Santa Maria delle Grazie? Me gustaría ver el cuadro de la última cena de Davinci-
-Claro, como no nos bajamos en esta parada y cogeremos un taxi-dijo con otra de sus sonrisas, tanta felicidad me empezaba a marear un poco. Cuando pudimos llegar a la catedral me pase horas contemplando la pintura, me resultaba atrayente, fascinadora, pero no sabía por qué.
Marina quiso ir a ver la universidad de Milán, pero yo no quería irme así que me quede un poco más, sabia volver al hotel solo, no tenía de que preocuparme.
Cogí el tranvía y poco después llegué al hotel, miré el menú, hoy me venía de gusto algo italiano, pedí una risotto alla millanese, para un pequeño gourmet como yo, ese plato me pareció extremadamente bueno, tenía que contárselo a Marina, iba a llamarla al móvil, pero pensé que a lo mejor interrumpiría algo, así que , me tumbé en mi cama y miré la tele hasta las dos de la mañana aproximadamente, estaba empezando a tener sueño así, que apagué la televisión, me desnudé me puse los pantalones del pijama y me tapé con la ropa hasta el cuello, aun no entendía porque pero desde que Alberto y yo rompimos había empezado a dormir de esa forma, cubierto hasta la boca, en posición fetal y abrazado a una almohada ,me gustaba, me sentía seguro, infranqueable y eso me reconfortaba.
Ese día no soñé nada bonito, era todo tan negro y hacía frio, estaba mi hermana pero venía Sebas y se la llevaba bien lejos y yo me quedaba solo, en medio de la oscuridad y la niebla, entonces la niebla se disipaba y una silueta masculina empezaba a formarse.
-¿Rafael, eres tú?- dije con un hilo de voz, casi pareció un susurro
Pero entonces esa forma tan difusa cobró mas forma y me dejó apreciar su rostro, era la cara de Alberto, el se acercaba a mí, lentamente. Y yo seguía observándole desde mi rincón , oscuro y frío. El llegó hasta donde yo estaba, y me tendió la mano, sentí miedo, era esto lo que había estado esperando toda mi vida, pero, ¿porque tenía miedo ahora, porque mi cuerpo era incapaz de moverse? Entonces pude ver que estaba atado, no sé como lo habían hecho pero hasta ahora no me había dado cuenta. De las sombras salió otra silueta masculina, esta se le acercó, le agarró el brazo, su mano se enfiló por su torso hasta llegar a su barbilla, unos delgados dedos giraron su cabeza para que mirara a la sombra, sentí que el miedo aumentaba dentro de mí, que luchaba para desatarme, que intentaba chillar, intentaba que Alberto volviese a mí, pero apenas era capaz de hablar.
La silueta le besó en los labios, el miedo se esfumo, las siluetas se fundieron con la niebla, las cuerdas que me ataron se aflojaron y desaparecieron y la oscuridad se iba haciendo casa vez más intensa, y el silencio se volvía cada vez más doloroso, y entonces me desperté de un golpe, sudando de los pies a la cabeza, me levanté y fui al baño, me lavé la cara intentando borrar todo recuerdo de esa pesadilla, me lavé otra vez los dientes y entonces pensé que era mejor darse una ducha de agua fría para despejar la mente. Cuando salí, puse lo pantalones sudados en la cesta de lavar, y me puse los pantalones cortos de pijama, me quede un rato contemplando mi rostro empapado en el cristal.
Habían pasado tres años, desde que Alberto y yo nos separamos. Los primeros meses fueron muy duros para mi, me volví insociable, arrogante y solitario, había empezado a tener pesadillas y apenas dormía, pero gracias a Marina pude volver a ser como antes. Pero mi corazón no había cicatrizado del todo, aun así seguía soñado con que algún día conseguiría encontrar a una persona perfecta, que curara esas heridas.

Capitulo 1: Recuerdos

El despertador sonó, lo apagué de inmediato, ese día no había podido dormir nada, estaba demasiado nervioso, el día anterior había quedado con Rafael para ir a comer hoy en el restaurante chino al lado de su casa, así que me baje de la cama de un salto y me despoje de los calzoncillos, crucé el pasillo y me metí en la ducha, salí secándome lo más rápido que pude, fui a mi habitación y cogí el conjunto que me había preparada la noche anterior, consistía en una camiseta blanca básica con una sobre camisa rayada, mis tejanos favoritos y la cadena que me regalo mi hermana. Mire el reloj, tenía que salir ya o llegaría tarde. Baje al garaje y me monté en la moto. Tuve problemas con el tubo de escape y me vi obligado a coger el autobús, con mala cara cogí el mismo autobús que aquel día hace tres años, cuando Alberto se fue, había intentado olvidarlo, pero esta ciudad estaba llena de recuerdos junto a él, así que intente salir con otra gente, pero de momento, no he amado a nadie más como le amaba a él.
La sonrisa de Rafael me hizo volver a la realidad. Baje del autobús y me dirigí hacia él.
-Alex!-me dijo desde el otro lado de la calle-Como estas? Pensaba que no vendrías-Dijo mientras me mostraba su cálida sonrisa.
-Estas de broma no? Quien sería el tonto que te dejaría plantado?-Empezamos a entrar al restaurante, ese día Rafael llevaba una camiseta de color gris que mostraba perfectamente su musculoso torso, unos tejanos ceñidos y un cinturón blanco. En cuanto llegamos a la mesa , un camarero nos atendió de seguida, aunque como siempre me termine la bebida antes de que llegara la comida y tuve que pedir otra.
-Como es que has venido en autobús, no decías que los odiabas?-a continuación tomo un trago de cerveza.
-Si, ya, pero es que la moto me ha dejado tirado otra vez.- Dije mientras intentaba coger un rollito de primavera con los palillos chinos. Rafael vio que no lo conseguía y sin darme cuenta el ya había cogido el rollito y me lo había puesto delante mío para que lo mordiera, pasamos el resto de la comida dando de comer al otro, cuando terminamos, nos fuimos a dar una vuelta.
Yo tenía mi brazo agarrado al suyo e íbamos andando hacia el parque, hablábamos sin parar y nos reíamos, cuando llegamos al parque nos tumbamos en el césped.
Me besó, su barba de tres días hacia contacto con mi piel, y sus labios apretaban los míos, entonces volvió su cálida sonrisa, era todo tan perfecto, hasta que…
-Pronto va a hacerse de noche-Dijo Rafael-quieres quedarte a ver las estrellas tumbado en el césped?-Me sobresalte, me incorpore de golpe, con los ojos abiertos como platos y todo mi rostro pálido.-Alex, estas bien?-Dijo Rafael asustado.
-N-no lo siento, creo que me ha sentado mal algo de la comida, creo que vamos a tener que dejar lo de las estrellas para otro día-Dije intentando que mi voz no se quebrara por los recuerdos que estaban despertando en mi cabeza. Me puse de pie de un salto, le di un beso en los labios y me fui corriendo horrorizado.

Esa noche me sentía tan triste, que no pare de comer, al día siguiente tendría que ir de compras, apenas quedaba comida en la cocina. Entonces fue cuando mi heroína personal entro por la puerta y vio el panorama. Un chico de 20 años sentado en el sofá, comiendo helado de nata con cucharón, viendo Titanic por enésima vez, y un enorme mar de pañuelos esparcidos por todos lados.
-Alex, que ha pasado? Ha ido mal la cita con Rafael, que te ha hecho?-Dijo mi hermana cerrando la puerta de golpe. Mi hermana era para mí como mi mejor amiga, ese día había quedado con sus amigas, se había vestido con una camiseta de tirantes que le dejaba el ombligo fuera, llevaba una chaqueta tejana abierta encima la camisa, unos tejanos apretados y el cinturón de DC que le regale en su cumpleaños.
-No, he sido yo el que lo he estropeado todo-conseguí decir- ,primero he llegado tarde porque la moto me ha dejado tirado y tenido que coger el autobús- dije entre sollozos-la cita en el restaurante fue genial, era todo tan perfecto, pero entonces me propuso de ver las estrellas en el mismo parque y de la misma forma que lo hizo… ya sabes…Sujeto- sí, mi hermana y yo nos referíamos a Alberto con el sobrenombre de Sujeto, así evitábamos más dolor.
-Mierda, justo hoy, cuando parecía que todo iba a salir bien, bueno, lo primero es, parar de comer, aun recuerdo cuando engordaste 10 kilos por la misma causa y te pasaste semanas intentando recuperar la forma.-Dijo entre risas, hubiera reído también, pero no estaba de humor-Venga, no me mires con esa cara, deberías ir a acostarte, es muy tarde, y mañana tenemos que ir a comprar.-
Mi hermana tuvo que llevarme prácticamente a mi habitación, no tenía ganas de hacer nada, una vez metido en la cama no me fue fácil conciliar el sueño. Estuve un buen rato pensado en Alberto y en Rafael y en mi vida, estaba hecha un asco, lo había conseguido terminar los estudios y había terminado todos los cursos de teatros que se me habían presentado, pero aun así, había sido incapaz de rehacer mi vida después de su partida. Al fin pude conciliar el sueño, y soñé que me iba lejos, lejos de esa ciudad, lejos de los recuerdos que la envolvían soñé que iba a un lugar maravilloso, y allí estaba él, sentado en un banco de un parque, mirándome con esos ojos castaños que cada vez que los veía me derretía por dentro y cuando intente acercarme, todo se desvaneció.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Prólogo

Adiós-Me dijo casi con un susurro, le mire a los ojos, el tenia esa mirada que me hacia estremecer, sus ojos castaños de posaban sobre los míos con una súplica de perdón.
-Espera –mi voz sonó cortante - ¿te vas? Porque ahora, dijiste que terminarías tu ultimo año aquí!- dije sin respirar.
-Losé, pero le han cambiado los planes a mi padre y debemos irnos antes de lo previsto-entonces, enmudeció, sentía como la tristeza se extendía por cada rincón de mi cuerpo, e intente contestarle.
-Pe-pero-conseguí decir- puedes quedarte aquí, a vivir con migo-habíamos acordado que al terminar el curso, Alberto se vendría a vivir a mi casa para no tener que volver a Italia con sus padres y poder vivir juntos. Pero entonces alcé la vista y vi como desviaba la mirada.
-Lo siento-dijo sin mirarme-pero esa es una decisión muy importante y creo que aun no estoy preparado para dar ese paso-Se hizo el silencio, estuvimos así un buen rato hasta que sonó el timbre que nos advirtió que teníamos que regresar a clase. Quiso besarme, pero gire mi cabeza hacia un lado, y me besó la mejilla con ternura.
Ese día no me sentía con fuerzas para soportar las clases, así que me fui a casa, cogí el autobús, el que solíamos coger, ante ese pensamiento me estremecí. Cogí mi mochila y me senté en el ultimo asiento del autobús, que estaba junto a la ventana, y me quede mirando atreves de ella, observando cómo se alejaba el recinto de la escuela. Nunca más le iba a ver, de repente una lagrima brotó de mis ojos, todo mis recuerdos junto a él vinieron a mi mente. Las horas compartidas en clase, las notas pasadas, los días que quedábamos con los amigos, las cenas en mi casa, la noche en el parque contemplando las estrellas, ese último recuerdo me desbocó, las lagrimas inundaban mis ojos, apenas podía contenerlas, llegué a mi parada me bajé de autobús y crucé la calle, entre en casa, me tire en mi cama y empecé a llorar sin consolación.

domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Que es esto?

Estoy escribiendo una historia y kiero k mis amigos la lean, pero cada vez que avanzo un capitulo tengo que imprimir la publicaré y distribuiré el link del blog asi me ahorro tinta y papel ^^ pronto el prólogo ( lo hiba a subir ya pero tuve un problema con el formato de word).

No aseguro que termine la historia, porque los estudios me restan bastante tiempo, pero lo intentaré